Como afecta el VIH a nuestro organismo

03.02.2013 21:42

 

Para defendernos contra los agentes externos que pueden poner en peligro nuestra salud, el organismo dedica una gran cantidad de recursos: muchos tipos de células y moléculas diferentes que forman una amplia red de vigilancia y actuación que se conoce como sistema inmunológico o inmune.

Estos tipos celulares ejercen funciones muy diferentes, aunque las acciones de todos y cada uno de ellos dependen en gran medida del resto.

VIH
 
Por eso, se genera un grave conflicto en todo el sistema inmunitario cuando uno de sus tipos celulares es atacado.Esto es lo que sucede en la infección por VIH, cuyo objetivo prioritario son los linfocitos CD4.
Célula

Al inicio de la infección, el sistema inmunológico responde a la agresión del VIH del mismo modo que lo haría ante cualquier otro virus. Se pueden presentar entonces algunos síntomas típicos, tales como: fiebre, inflamación de los ganglios linfáticos, dolor de cabeza, tos, etc. Esta fase se conoce como infección aguda y no suele detectarse presencia de virus en la sangre; la persona estaría en lo que se llama "periodo ventana", el cual suele durar unos tres meses, desde que se tiene contacto con el virus hasta que se percibe una respuesta del sistema inmune porque se detectan en la sangre los llamados anticuerpos (moléculas creadas por los linfocitos B para luchar contra el virus).

A esta fase sigue otra

En la que, mientras el sistema inmunológico continúa su lucha contra el VIH, éste se está replicando rápidamente. Si entonces el sistema inmune no cuenta con ayuda externa (farmacológica), tarde o temprano terminará claudicando ante el ataque del VIH, por lo que será necesario que la persona controle médicamente su nivel de defensas (linfocitos T CD4 por mm3) y la carga viral (número de copias del virus por ml de sangre). El objetivo fundamental y prioritario es mantener un número elevado de linfocitos T y mantener un número bajo (indetectable) de carga viral, algo que sólo se puede conseguir mediante una adecuada atención médica.

 

 

 
 
En resumen: nuestro organismo cuenta con una capacidad potencial para enfrentarse cualquier tipo de infección; sin embargo, la habilidad destructora del VIH a largo plazo puede superar la respuesta del sistema inmunitario, aparte de que éste se puede ver debilitado por otro tipo infecciones. Por estas razones, se hace necesario recibir atención médica para controlar la progresión de la infección y, de ser necesario, comenzar la terapia antirretroviral de forma consensuada con un equipo médico.
 
 

 
 
Uno de los parámetros por los cuales se mide nuestro estado de salud es el número de linfocitos T4 (CD4) por milímetro cúbico (mm3) de sangre. Se calcula que una persona posee un estado de salud adecuado cuando cuenta entre 700 y 1.200 CD4 por mm3, aunque esta cifra depende de muchos factores: la hora del día en que se haga la extracción sanguínea o si en el momento del análisis existe algún tipo de infección (gripe u otras). Para controlar la situación inmunológica en pacientes VIH, tanto si están o no en tratamiento antirretroviral, regularmente el médico examinará esos niveles de CD4 a través de una extracción de sangre.
 
 

 
 
Sin embargo, no es suficiente este resultado. También es necesario saber qué número de copias del VIH hay por ml de sangre, para lo cual es necesario hacer un análisis sanguíneo que mide la "carga viral". Los valores de linfocitos CD4 y la carga viral suelen estar asociados: por lo general, cuanto más elevada es la carga viral, menor será el número de linfocitos. Cuando esto sucede, se dice que el índice de infección es alto y las probabilidades de progresar a SIDA son elevadas. El tratamiento antirretroviral tiene pues como objetivo no sólo el control virológico sino la mejora inmunológica.
 
 

 
 
Ambas pruebas de carga viral y CD4 pueden hacerse a la vez junto a otro tipo de análisis que son oportunos para controlar el estado general de salud. Los resultados obtenidos permitirán valorar cada caso a la hora de proponer el inicio de un tratamiento, continuar con la terapia ya establecida, evaluar su eficacia o barajar la posibilidad de efectuar una cambio sobre los fármacos que ya se están tomando. Asimismo, el médico dará una visión más amplia de la capacidad de respuesta inmunilógica con el que cuenta cada paciente para soportar cualquier otro tipo de infección, afrontar una intervención quirúrgica, por ejemplo.
Fuente: VihSalud